La frustración por lo vivido estos meses y no poder expresar nada me destruyó en menos de una semana.
Me dejó hecho añicos.
Perdí la ilusión y la motivación por todo.
Lo que tanto me costó conseguir durante meses fue tirado por tierra...
Pero eso ya pasó.
Me aislé un poco del mundo, lo afronté y esperé "mirando" entre mis pensamientos a que la vida me demostrara que aún hay algo que puede hacer que vuelvas a ser el que eras, y así fue.
Y lo único que me da rabia es que haya tenido que pasar por algo así para volver a poder expresar(me).
Pero (una vez más) resurgí de mis cenizas.
(...)
Y así fue como el ave Fénix que me acompaña desde Julio me guiñó un ojo.