El último día del año revisas esa lista y te das cuenta que, como mucho, habrás cumplido la mitad.
Algunos se lo tomarán a broma y se reirán.
Otros (como yo) se lo tomarán demasiado en serio y llegarán a sentirse mal...
Has estado un año sacrificando muchas cosas, dejando de lado muchos caprichos y (¿por qué no decirlo?) sufriendo a ratos para "faltarte" a ti mismo.
Cuando llegas a este punto tienes dos opciones:
Seguir pasándolo mal por cumplir algo que tú mismo te autoexiges aunque no lo necesites
O darte cuenta que te has estado perdiendo otras muchas cosas durante demasiado tiempo y que no merece la pena que una lista siga alejándote de ello...
Yo este año ya he tomado mi decisión.
(...)